En la zona alta de Barcelona encontramos este ático de 295 m2 interiores y 180 m2 de terraza. Este proyecto se basaba en pulir los acabados de una reforma anterior y adaptar los espacios a las necesidades de los nuevos propietarios.
Incialmente el piso para su venta, estaba muy compartimentado pensado para una familia con muchos hijos pero, finalmente, sus compradores fueron una pareja mayor que vivían solos pero a su vez querían poder tener espacio para todos sus hijos y nietos.
La zona donde iban a hacer más vida era en la gran cocina con la isla central y espacio para sentarse y reunirse con la familia y amigos. Esta, se conecta a la otra estancia principal de la vivienda por una gran puerta corredera de dos hojas con cuarterones de cristal para que pueda entrar la luz natural de la terraza hasta la cocina.